La semana pasada los alumnos de 1º de Proyectos de ESDI tuvieron que realizar una reflexión por escrito a partir de un texto de Eduardo Galeano, escritor uruguayo cuya obra es brutal (para el que no lo conozca dejo este enlace y yo tengo algún que otro libro que me podéis pedir). El texto se llama LA BUROCRACIA3 y aparece el EL LIBRO DE LOS ABRAZOS.
Pues bien, tenían que relacionar este texto con la Educación en general, la que ellos han recibido y a la que están expuestos aún. Hubo propuestas interesantes, y les animo a todos desde aquí a que pierdan el miedo de hablar en clase y a expresar sus ideas.
Esta es la reflexión de Estefanía Fernández.
El texto leído “La Burocracia” de “EL LIBRO DE LOS ABRAZOS” de Eduardo Galeano nos quiere mostrar, con este ejemplo,que siempre hacemos lo que los demás hacen y, la mayoría de las veces, sin saber porqué. Nos demuestra la falta de personalidad que está presente en la actualidad y el pasotismo que existe hacia buscar las respuestas o el porqué de nuestros actos, de nuestras acciones. La gente de hoy en día, siempre o casi, nos dejamos llevar por la sociedad, por aquellas personas que están por encima de otros, aquellos que desempeñan un papel “más importante” ,“con un mayor valor” o simplemente “más destacado” que el de los demás. Son líderes en esta sociedad, ya destaquen tanto en el ámbito político, como religioso o incluso social, el hecho es que siempre nos dicen, de manera tanto directa como indirecta, lo que hacer y cómo hacerlo…tal vez a través de la publicidad, con las diferentes campañas, usando los medios posibles…Pero, sea de la forma que sea, nosotros siempre acabamos dejándonos influir.
En la mayoría de los casos llevamos a cabo esta postura por no tener que pensar en diferentes opciones a las que nos dan, nuestro dilema es: << ¿Qué es lo que hace todo el mundo?…-pues, entonces, yo también.>> Y puede que hagamos ésto por vaguería o incluso para evitar posibles discusiones por estar en contra.
Pero, en otra ocasiones, es porque no se nos da la opción, porque estamos supeditados a las ordenes que nos dictan aquellos que se encuentran, por jerarquía, por encima nuestro. El no acatarlas supondría el revelarse, sin embargo, en muchos casos esto es inútil, no sirve de nada, luego preferimos no cuestionarnos el porqué, sino directamente seguirlas.
GRACIAS ESTEFANÍA¡